Efectos de la violencia

La violencia siempre tiene efectos en todas las partes implicadas. La persona que sufre la violencia y las niñas y niños de la familia se ven especialmente afectados, pero quien ejerce la violencia también sufre consecuencias. Además, las amistades, los parientes y el entorno laboral experimentan indirectamente los efectos de la violencia. Afecta a la autoestima, la imagen de una o uno mismo, la identidad, el círculo social y la salud en general.

Efectos mentales

Las experiencias de violencia moldean los pensamientos sobre el mundo, las personas y el propio potencial, afectando significativamente al bienestar mental. Las habilidades de afrontamiento se deterioran, los círculos sociales se reducen, la asistencia al trabajo y la situación financiera pueden verse afectadas y la crianza de las hijas e hijos se convierte en un reto.


Poco a poco, la víctima de la violencia empieza a sentirse inútil e interioriza las palabras abusivas que escucha. Experimentan una intensa culpa y vergüenza, creyéndose parcialmente responsables de la violencia en la relación.


Muchas víctimas empiezan a regular sus actividades. Para evitar daños mayores, pueden cortar el contacto con amistades, familiares y parientes, aislándose para estar allí únicamente para quien maltrata. Puede que se mantengan conexiones superficiales con las amistades, pero se evitan las discusiones sobre la violencia, lo que conduce a una inmensa soledad.

Efectos físicos

La exposición continuada a la violencia mental puede provocar depresión, trastornos de ansiedad, trastornos de pánico o trastornos obsesivo-compulsivos. Estos trastornos son reacciones a una situación vital abrumadora. Las experiencias traumáticas también están relacionadas con problemas de salud somática. Pueden desarrollarse enfermedades autoinmunes en personas que han sufrido violencia.


La violencia también inflige lesiones físicas, que van desde heridas y contusiones leves hasta fracturas. Sin embargo, es crucial recordar que la violencia puede causar daños graves, incluidas lesiones potencialmente mortales o la muerte.

Bienestar laboral

Experimentar la violencia en las relaciones íntimas afecta inevitablemente al bienestar laboral y a la capacidad de afrontamiento en el trabajo. La persona está estresada y puede tener problemas de concentración. Paradójicamente, algunas víctimas encuentran consuelo en el trabajo, ya que les ofrece un respiro de la violencia durante las horas de trabajo.

Barreras para dejarlo

El miedo y el sometimiento llevan a la víctima a creer que no vale nada y que es incapaz de vivir sin quien maltrata o sin violencia. Dejar una relación abusiva es desalentador. Dependiendo de la situación, marcharse también puede aumentar el riesgo de sufrir violencia grave, por lo que se recomienda buscar apoyo para la planificación y el periodo de desvinculación. Según las investigaciones, se necesitan, por término medio, siete intentos para abandonar definitivamente una relación abusiva.


La violencia económica, en particular, suele provocar dificultades financieras, incluso fuertes deudas, problemas de crédito, impagos o ejecuciones hipotecarias. Esto, a su vez, perturba considerablemente la vida cotidiana y el proceso de construcción de una nueva vida.

Efectos en quienes maltratan

Quienes ejercen los actos violentos suelen tener mucho estrés y pueden tener traumas o trastornos mentales no tratados. Muchas personas se arrepienten y sienten vergüenza por sus acciones violentas y no quieren que se les identifique como personas violentas.


Responsabilizar a quienes agreden de sus actos es crucial para romper el ciclo de la violencia y crear una sociedad más segura para todas las personas.

Impacto en la crianza

Una madre que sufre violencia está sobrecargada, lo que dificulta cuidar de sus hijas e hijos. Es posible que adapten su estilo de crianza y sus rutinas diarias para minimizar los casos de violencia.


Un padre abusivo no puede proporcionar un entorno seguro y confiable. Cada niña o niño tiene derecho a vivir en un hogar seguro y libre de estrés. La presencia de violencia interrumpe la vida familiar y reduce el umbral para usar violencia contra las propias hijas e hijos, según las investigaciones. La tolerancia para los desafíos cotidianos y las demandas de criar a las hijas e hijos disminuye.


Con frecuencia, los progenitores evitan hablar sobre la violencia directa y honestamente con sus hijas e hijos, creando un ambiente de incertidumbre en una familia que lucha con un problema significativo. Es importante crear conciencia sobre los efectos de la violencia en las niñas y niños y proporcionarles el apoyo y la protección necesarios.

Concluyendo, la violencia tiene efectos devastadores y de largo alcance en las personas, familias y comunidades. Reconocer las consecuencias perjudiciales de la violencia y tomar medidas proactivas para abordarla es esencial.


Animamos y apoyamos a aquellas personas que han experimentado violencia a buscar ayuda; no hay necesidad de sentir miedo o vergüenza. La asistencia profesional, los centros de acogida y las redes de apoyo están disponibles para proporcionar orientación, recursos y un espacio seguro para sanar. Al hablar abiertamente sobre la violencia, educarnos a nosotras mismas y a los demás, y abogar por el cambio, podemos trabajar para prevenir y abordar la violencia de pareja.


Tomemos medidas promoviendo la empatía, la comprensión y el respeto en nuestras relaciones y comunidades. Podemos crear una cultura de seguridad, sanación y compasión al estar juntas y negarnos a tolerar la violencia. Recuerda, no estás sola; la ayuda está disponible.

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