Cómo identificar la violencia doméstica y de género
La violencia doméstica o de género, también conocida como violencia de pareja, hace referencia a un patrón de comportamientos abusivos que una persona utiliza para obtener poder y control sobre otra. Puede adoptar diversas formas, incluyendo abuso físico, sexual, emocional y financiero o control y manipulación psicológica. La violencia no siempre es física, lo que dificulta su identificación.
Señales y patrones que indican violencia doméstica y de género
Si sospechas que alguien está experimentando violencia doméstica o de género, es importante ofrecer apoyo, escuchar sin juzgar y animar a la persona a buscar ayuda profesional o líneas de ayuda especializadas en violencia doméstica y de género.
Este tipo de violencia causa un daño inmenso, afectando el bienestar físico y mental de la víctima. Reconocer y abordar la violencia es esencial para garantizar la seguridad y el apoyo de las personas que se vean afectadas. Reconocer estas señales es crucial para apoyar a las víctimas e intervenir en estas situaciones de manera efectiva.
Lesiones inexplicables, moretones o visitas frecuentes al hospital. Intentos de ocultar rastros de violencia con, por ejemplo, ropa y maquillaje.
Constante miedo, ansiedad, tristeza, baja autoestima y sentimientos de indefensión. Esto puede manifestarse como inquietud, sobresaltos y miradas constantes, una sensación constante de alerta. Su estado anímico está visiblemente afectado, en ocasiones mostrando una alegría excesiva que esconde las emociones reales.
La víctima puede estar aislada de familia, amistades o actividades sociales por parte de la persona agresora. Siempre tiene alguna excusa cuestionable para cancelar citas y resulta complicado quedar con ella.
La persona agresora controla las acciones, recursos económicos, decisiones y vida diaria de la víctima. La persona afectada es incapaz de tomar decisiones por sí misma; tiende a pedir permiso a la pareja.
Críticas constantes, insultos, humillaciones y amenazas dirigidas a menospreciar a la víctima. Esto puede ocurrir en privado pero también delante de otras personas con el objetivo de humillar a la persona. El abuso verbal puede estar camuflado dentro de una serie de bromas. La víctima podría quitarse valor y ser excesivamente sensible, incluso temerosa, de recibir una crítica.
Actos sexuales no consensuados, coerción, acoso verbal, tocamientos no deseados e inapropiados, o encuentros sexuales forzados.
Cambios de Conducta:
Retiro o aislamiento repentino.
Reacciones temerosas hacia personas o lugares específicos.
Cambios en los patrones de sueño (insomnio o sueño excesivo).
Indicadores psicológicos:
Depresión o cambios de humor.
Ansiedad, ataques de pánico o fobias.
Baja autoestima o autoconcepto.
Flashbacks, pesadillas o síntomas de estrés postraumático.
Lagunas mentales o dificultad de concentración.
Indicadores físicos:
Lesiones o dolores inexplicables.
Comportamiento sexualizado o lenguaje poco común para su edad.
Trastornos alimentarios o autolesiones.
Problemas Relacionales:
Dificultad para confiar en otras personas.
Miedo a la intimidad o evitar el contacto físico.
Dificultad para formar o mantener relaciones.
Cambios en la Higiene Personal:
Exceso de lavado o evitación de la higiene personal.
La persona agresora puede controlar las finanzas de la víctima, limitar su acceso a recursos o impedir que trabaje. Puede ser que la persona que esté siendo controlada económicamente nunca tenga dinero, aunque trabaje, o no tenga una razón válida para no tener dinero. Es posible que tenga que pedir dinero a su pareja para sus propios gastos.
Comportamiento adecuado dentro de una relación
Tener discusiones y desacuerdos es normal en una relación saludable. Sin embargo, es importante entender que la violencia nunca es aceptable. Las discusiones pueden ocurrir cuando las emociones están a flor de piel, pero difieren de la violencia.
Las discusiones involucran a ambas partes expresando sus opiniones, mientras que la violencia incluye a una persona atacando a otra. Si sientes miedo, tienes que ajustar constantemente tu comportamiento o sientes que tienes que tener mucho cuidado a la hora de expresarte, podría haber violencia en la relación.
Recuerda que, en una relación saludable no debería haber miedo ni dudas sobre tu valía como persona. La violencia no tiene cabida en discusiones o disputas justas y respetuosas.