Cómo hablar sobre la violencia doméstica y de género
Recuerda, tu voz importa, y al compartir tus experiencias y necesidades abiertamente, puedes empoderarte y allanar el camino para obtener la ayuda y el apoyo que mereces.
No tengas miedo. Puedes tener naturalidad, honestidad y abrirte al hablar sobre tus experiencias con profesionales. Tú fuiste quien tuvo que vivirlas. No necesitas proteger a quien te escucha. Evita insinuar o hablar indirectamente, ya que las personas no pueden leer mentes.
Descríbelos con minuciodidad y considera escribirlos. Al hablar con profesionales, pregunta quién documentará estos detalles. Estos detalles podrían ser utilizables como evidencia.
Comparte cómo sentiste la violencia y describe las lesiones físicas que sufriste. Si es necesario, muestra todas tus lesiones y toma fotos de ellas. Si tienes fotos existentes de lesiones anteriores, compártelas también.
Además, habla sobre las consecuencias mentales, como la dificultad para dormir, ansiedad, llanto, depresión, síntomas de pánico y pesadillas. Recuerda que los síntomas físicos también pueden resultar de la violencia experimentada, incluyendo problemas cardíacos, temblores y dificultad para respirar.
Muestra a las y los profesionales cualquier mensaje intimidante, amenazante u ofensivo que hayas recibido. Conserva las evidencias guardando estos mensajes.
Ábrete sobre tus preocupaciones respecto a la situación y expresa tus miedos. Habla sobre el impacto de la violencia en tu vida, tanto en el presente como en el pasado, y cómo ha afectado a otras personas involucradas, como niñas, niños o mascotas en la familia.
Además, comunica el tipo de ayuda o apoyo que deseas. Comparte si has buscado ayuda por violencia en el pasado y explica qué ayudó o no ayudó.